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Castillo de San Vicente de Argüeso

Sobre un cerro, y custodiando el camino que unía la costa con Castilla a través del Valle de Saja, se encuentra el Castillo de San Vicente, en Argüeso, dentro del término municipal de la Hermandad de Campoo de Suso (Alto Campoo, España). Se trata de una fortificación medieval de carácter militar y de estilo gótico, que representa el más destacado y antiguo ejemplo de castillo roqueño de Cantabria.

 

 

Una montaña con mucha historia

En este pequeño cerro del pueblo de Argüeso, hubo con anterioridad al castillo una ermita bajo la advocación de San Vicente mártir (S.IX), de la que posteriormente tomará su nombre el castillo, y cuyos restos aún son visibles en la base de la Torre del Homenaje; alrededor de esta ermita se generó, como era habitual, una necrópolis altomedieval (siglos IX -X), que se mantiene en la actualidad en el patio de armas del castillo.

Los guardianes del castillo...

Este cementerio está formado por unas 10 tumbas, todas ellas localizadas mediante prospecciones arqueológicas. Una de ellas, exhumada en 1988, nos indica el tipo de enterramiento: se trata de tumbas de lajas, con forma de cista, propias de esta época de repoblación, y con una orientación E-O típicamente cristiana. Este enterramiento en concreto (que el visitante se encuentra al atravesar la muralla del castillo) contenía el esqueleto de un hombre que, según los análisis de Carbono 14, vivió alrededor del año 850 (+- 20); un varón, de 166-169 cm de altura, de entre 24 y 27 años en el momento del óbito, y aparentemente sano; sin embargo, en su cráneo se detectaron varias lesiones (desde un quiste hasta una trepanación -e incluso una fisura probablemente ocasionada por un objeto punzante-), que se cree pudieron provocarle la muerte.

Vista de la tumba del S. IX en el patio de armas del castillo
Panel informativo en el patio de armas: vista aérea del castillo y enterramiento altomedieval

El castillo

 

Será a finales del siglo XIII  cuando se inicie la construcción de la torre sur sobre la antigua ermita de San Vicente. En la base de esta torre aún se conservan los restos de esta construcción del siglo IX (cimentación y parcial alzado de uno sus muros), además de una gárgola original, una rueda de molino y diferentes restos procedentes de la alimentación y estilo de vida de los habitantes del castillo. Esta primera torre, en el futuro, se convertirá en la Torre del Homenaje: residencia señorial y último bastión de defensa en caso de ataque enemigo.

 

Poco después, ya en el siglo XIV, se construirá la torre norte: de carácter más defensivo y girada en su orientación con respecto a la primera, tanto para que no se anularan las vistas mutuamente, como para adaptarla a la topografía irregular del terreno. Presenta, al igual que la anterior, puertas ojivales situadas en altura (a las que, en épocas conflictivas, se accedía a través de una escalera de mano que, una vez arriba, era retirada a modo defensivo) y ventanas con arcos trilobulados, con sillería en vanos y en esquinas.

 

Tanto la muralla como el cuerpo central que une ambas torres, son ya del siglo XV. Este último consta de arcos ojivales, ventanas conopiales y matacanes cuya finalidad era defender los puntos más vulnerables del castillo: sus puertas. Los matacanes son balcones de piedra en cuya base poseen dos orificios a través de los cuales los habitantes del castillo arrojaban sustancias ardientes (grasas, brea, resinas) o armas arrojadizas (flechas, dardos, piedras...).

 

   

   

 

 

 

 

 

 

     

El Castillo de Argüeso fue el emblema y la fortaleza del señorío de la Casa de La Vega- Mendoza en las tierras altas de Campoo. Doña Leonor de la Vega, "la leona de Castilla", habitó el castillo al menos temporalmente, defendiéndolo por querellas de herencias contra los Manrique de Lara; su hijo, Íñigo López de Mendoza, noble y literato autor de las famosas "Serranillas", fue desde el principio un miembro de la alta nobleza castellana como heredero de los linajes de la Vega, radicado en Asturias de Santillana, y de los Mendoza, con extensas posesiones en Castilla. A su muerte en 1455, las tierras de Argüeso como las de Santillana pasarán a su primogénito, Diego Hurtado de Mendoza, que alcanzará el título de I Duque del Infantado, además de II Marqués de Santillana y, ahora también, I Marqués de Argüeso.

   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     

     

   

 

 

 

 

      

El marqués de Santillana en el retablo de
los Gozos de Santa María, de Jorge Inglés

Foto de Miguel de Arriba para Sur de Cantabria. En la imagen, Tomás Sobaler, maestro de obras.

Tras la concesión del título por parte de los Reyes Católicos en 1475, el Castillo se convierte en la sede del Marquesado de Argüeso: centro jurisdiccional y administrativo de la zona, desde donde se llevaba a cabo la recaudación de los tributos a todos los vasallos de behetría que la familia Mendoza poseía en estas tierras, y desde donde también se administraba justicia. 

 

El último dueño de la dinastía Mendoza, Mariano Téllez Girón, XV duque del infantado y XV marqués de Argüeso, venderá el castillo en 1869 a particulares. Posiblemente es en este momento cuando el castillo se abandona a su suerte, comenzando el imparable proceso de deterioro que lo convertirá en la ruina que muchos conocimos. Su última propietaria, Teresa Rábago García, lo cederá en 1962 al ayuntamiento de la Hermandad de Campoo de Suso con la condición de que el castillo sea restaurado. Declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en el año 1983, las labores de rehabilitación darán comienzo, gracias a la colaboración del Gobierno de Cantabria, en el año1988, prolongándose durante 11 años con diferentes fases activas.

   Unos 600 años nos separan del exterior si miramos a través de esta ventana de arco conopial del S.XV.

  Interior de la torre norte. Lámpara de araña y artesonado de roble.

La fortaleza, propiedad del ayuntamiento de la Hermandad de Campoo de Suso, abre sus puertas al público en el año 1999, funcionando desde entonces como centro turístico-cultural que acoge tanto exposiciones como otros eventos lúdico-culturales (jornadas de recreación histórica, conciertos, conferencias, bodas civiles, cursos, talleres medievales para grupos...).

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