Conocido como el Castillo de Argüeso debido a su ubicación en el pueblo de Argüeso, el Castillo de San Vicente se encuentra sobre un cerro, dominando el antiguo camino que unía la costa con Castilla a través del Valle de Saja, en el sur de Cantabria (España).
Construido entre los siglos XIII y XV, el castillo fue la fortaleza y símbolo del señorío de la Casa de la Vega-Mendoza en las tierras altas de Campoo.
Sobre esta montaña existió previamente una ermita dedicada a San Vicente Mártir, datada en el siglo IX. El castillo toma su nombre de esta ermita, cuyos restos aún son visibles en la base de la Torre del Homenaje. Además, la necrópolis altomedieval (siglos IX-X) asociada a esta pequeña iglesia se encuentra en el patio de armas del castillo. Esta necrópolis está compuesta por varias tumbas de lajas, orientadas hacia el este, siguiendo las costumbres religiosas de la época.

Doña Leonor de la Vega, "la leona de Castilla", habitó el castillo temporalmente, defendiéndolo de los Manrique de Lara; su hijo, Íñigo López de Mendoza, noble y literato, fue desde el principio un miembro de la alta nobleza castellana como heredero de los linajes de la Casa de la Vega, radicado en Asturias de Santillana, y de los Mendoza, con extensas posesiones en Castilla. A su muerte, en 1455, tanto las tierras de Argüeso como las de Santillana, pasarán a su primogénito, Diego Hurtado de Mendoza, quien no solo heredó el marquesado de Santillana, sino que también se convirtió en el I Marqués de Argüeso. Diego alcanzaría fama como el I Duque del Infantado, un título que consolidó aún más el poder y la influencia de la familia Mendoza.