EDUARDO LOSTAL PRESENTA SU ÚLTIMO LIBRO EN EL CASTILLO DE ARGÜESO
Lugar: Castillo de Argüeso, Hermandad de Campoo de Suso (Sala de la Chimenea)
Cuándo: El viernes 26 de noviembre de 2016
Hora: 18:00 h
Entrada: Libre
Isaac Luol Makol es uno de los 4.000 refugiados sudaneses, conocidos como Chicos Perdidos, que llegaron a Estados Unidos a principios de siglo, huyendo de la cruenta guerra civil que llevaba más de una década asolando su país.
Desconoce el paradero de su familia y amigos, que dejó en Sudán. Intenta sobreponerse a los recuerdos y las pesadillas, que le devuelven, una y otra vez, a su terrible pasado. Un día recibe una llamada inesperada. Alguien, de quien no creía volver a tener noticias, le pide que vuelva a Sudán del Sur. Isaac nos cuenta su historia. Cómo, cuando era sólo un niño y aún respondía por su nombre dinka, Akhut Luol, se vio obligado a vagar, junto a su hermano mayor, Mawut, y una diáspora de huérfanos de guerra como él, hasta la lejana Etiopía. Cómo, por el camino, se vieron obligados a enfrentarse al hambre, la sed, las enfermedades y las fieras, mientras escapaban de las temibles milicias murajaleen, que estaban masacrando a su pueblo. Nos cuenta, cómo ambos consiguieron reconstruir su vida en el país vecino hasta que, de pronto, este se volvió también hostil. Nos cuenta sus años en el Campo de Refugiados de Kakuma, en el norte de Kenia, donde conoció el amor por primera vez. Todo ello, siguiendo el rastro de una turbadora llamada.
“Hijos de un país sin Dios es cruda, épica y desgarradora. Una historia de superación y supervivencia, narrada a un ritmo frenético, que engancha desde el primer momento y te empuja a pasar de página. Un texto sin concesiones, que, por momentos, te deja sin aliento”
SOBRE EL AUTOR
Eduardo Lostal, escritor, fotógrafo y viajero.
Nace en Santander, iniciándose como empedernido viajero y fotógrafo en 1987, aunque no es hasta 2003, a raíz de su primera exposición, cuando decidió tomarme el tema mucho más en serio. Desde entonces, no ha dejado de viajar a los lugares más remotos del planeta, fotografiando a algunas de las culturas más viejas que siguen existiendo. Se puede decir que su pasión por la aventura es casi tan fuerte como su pasión por la imagen.
Como viajero, ha recorrido algunas de las zonas más duras de la tierra, como las selvas de Irian Jaya, el abrasador desierto del Danakil o la tundra siberiana. Su tendencia natural le lleva a adentrarse en lo más remoto, siempre en búsqueda de las reliquias humanas que se ocultan en áreas de difícil acceso para el hombre occidental. Casi siempre, lejos de la, así llamada, civilización. Su forma de viajar no sólo le obliga a desplazarse en el espacio, sino también en el tiempo. Las distancias que recorre no sólo se miden en kilómetros, sino también en siglos.
Lo suyo es la etnografía. Su cámara rara vez apunta hacia paisajes o monumentos históricos. Le encanta captar personas, cuanto más puras y diferentes, tanto mejor.
He viajado por los cinco continentes, pero, de todos, África es, sin duda, su preferido.
En los últimos cinco años, ha mostrado sus fotografías en exposiciones, en revistas y periódicos. Ha escrito reportajes, ofrecido charlas sobre el tema y tiene publicada dos novelas: Oí silbar a las acacias e Hijos de un país sin Dios.